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Una sobreviviente...

  • porunavidamas
  • 10 mar 2016
  • 4 Min. de lectura

Somos muchos los que estamos en contra de los abortos provocados. Sin embargo, ¿cuántos de nosotros hemos vivido situaciones de este tipo, y hemos tenido que cargar con sus consecuencia?

Gianna SOBREVIVIVIÓ a un aborto... y desde ese momento hasta hoy ha aprendido a sobrellevar las consecuencias de hecho.

Su fe y su familia adoptiva le dieron la fortaleza para salir adelante y afrontar todos los problemas que el aborto provocó en su vida.

A continuación, les compartimos el testimonio de Gianna Jessen, contado en primera persona:

"Mi nombre es Gianna Jessen. Nací el 6 de abril de 1977 en una clínica abortista del condado de los Ángeles. Soy originaria de California. Fui adoptada y sufro de Parálisis Cerebral. Mi madre biológica tenía 17 años y estaba embarazada de 7 meses y medio cuando decidió abortarme por el proceso de inyección salina, de agua con sal. Yo soy la persona que ella aborto. Viví en vez de morir. A los siete meses y medio de embarazo mi madre decidió ir a Paternidad Planeada, el proveedor de abortos más grande del mundo, y allí le aconsejaron someterse a un aborto de término tardío con solución salina. Esta solución se inyecta en el vientre de la madre y el bebé traga la solución que le quema por dentro y por fuera. Y entonces la madre en 24 horas da a luz a un bebé muerto. Afortunadamente para mi, el médico abortista no estaba en la clínica al yo nacer a las 6:00 AM del 6 de Abril de 1977. Me apresuré; no esperaban mi aborto hasta las 9 AM, cuando el abortista llegaba a su oficina. Estoy segura que de si él hubiera estado allí, yo no estaría aquí hoy, ya que su trabajo es terminar la vida, no sostenerla. Hay quien dice que soy un "aborto fracasado", el resultado de un trabajo mal hecho. Hubo varios testigos de mi entrada a este mundo. Mi madre biológica y otras muchachas jóvenes que también esperaban en la clínica su turno para abortar fueron las primeras en saludarme. Me dicen que este fue un momento lleno de histeria. Mi archivo clínico dice: “Nacida durante el aborto salino”. Como el médico abortista tuvo que firmar el acta de nacimiento se quién es. Tiene la red de clínicas más importantes de los Estados Unidos donde se realizan abortos y facturan 70 millones de dólares al año. He leído un libro suyo en el cual dice: “He abortado un millón de bebés y es mi pasión”. Luego hubo una enfermera que llamó a una ambulancia del servicio médico de emergencia y me llevaron al hospital; donde permanecí casi tres meses. Que me llevaran a un centro hospitalario es milagroso puesto que en los Estados Unidos hasta el año 2002, en general, la práctica era acabar con la vida de cualquier sobreviviente del aborto por estrangulación, sofocación, abandonando al bebé para que muera o tirarlo a la basura. No había mucha esperanza para mí al principio: pesaba solamente 3 libras (1,36077 kg) . Hoy día niños aun más pequeños han sobrevivido. Un doctor dijo que yo tenía un gran deseo de vivir y que luchaba por mi vida. Eventualmente pude salir del hospital y fui colocada bajo el cuidado de familias adoptivas. Luego me adoptó Penny en su casa cuando tenía 17 meses y pesaba 32 libras (14.5149 kg). Me diagnosticaron lo que considero un don: la parálisis cerebral, provocada directamente por la falta de oxigeno en el cerebro cuando trataba de sobrevivir. Miraron y le dijeron a Penny, mi madre adoptiva: “Gianna nunca será nada”. Y añadieron que era muy dudoso que yo alguna vez siquiera pudiera gatear o caminar. No me podía sentar por mí misma. Penny deicidio no hacerles caso y trabajó conmigo 3 veces al día. A través de la oración y dedicación de mi madre adoptiva, y más tarde de mucha otra gente, eventualmente aprendí a sentarme, a gatear y a pararme. Con la ayuda de un andador y aparatos ortopédicos en las piernas logre caminar un poco antes de cumplir los 4 años. Diana De Paul, la hija de mi madre adoptiva, me adopto legalmente unos meses más tarde; el departamento de servicios sociales no lo permitió antes. He continuado con terapia, y después de 4 cirugías ahora puedo caminar sin ayuda. No es siempre fácil; a veces me caigo, pero he aprendido a hacerlo con gracia después de 33 años, pero considero que todo es para la gloria de Dios. He conocido a Tina, mi madre biológica, y la he perdonado. Soy cristiana. Ella es una mujer destrozada. Vino a un evento en el año 2006. Apareció sin anunciarse y dijo: “Hola!, soy tu madre”. Fue un día muy difícil. Estoy contenta de estar viva. Casi morí. Cada día le doy gracias a Dios por la vida. No me considero un producto secundario de la fecundación, un montón de células, o ninguno de los títulos dados a los niños antes de nacer. No creo que ninguna persona concebida sea ninguna de esas cosas. He conocido a otros sobrevivientes de aborto y todos están agradecidos por la vida. Hoy día un niño es un niño solo cuando es conveniente. Es otra cosa cuando el momento no es el adecuado. Un niño sigue siendo un niño si la madre sufre un accidente a los dos, tres o cuatro meses. Cuando es abortado, es llamado un montón de células. ¿Qué es eso? Yo no veo diferencia alguna. ¿Qué ven ustedes? Muchos cierran sus ojos.... Lo mejor que tengo para enseñarles a defender la vida es mi propia vida. Ha sido un gran regalo.

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